Todos en algún momento hemos sentido que no cumplimos con las metas propuestas por nosotros mismos

y en este caso no se trata de falta de motivación, se trata de falta de IMPORTANCIA.

Pues resulta que muchas veces confundimos las ganas de hacer algo por antojo, -sí, tal cual antojos de comida-. Por ganas de vivir haciendo algo.

Como siempre vivimos en un estado de «hambruna» personal (como llamo yo a la ambición), pues es muy fácil antojarse de muchas cosas. El detalle está en saber diferenciar qué es lo que realmente quieres hacer sin sacrificios incluidos y que es lo que estás dispuesta a sacrificar.

Cuando una persona se rinde ante la meta que creía lograr, suele suceder por dos cosas, una porque realmente no le importaba si lo lograba o no o porque a mitad de camino perdió la motivación.

Hoy, solo abordaremos el «no le importaba».

Actualmente estamos tan distraídos en esta sociedad tan apurada que es muy probable que termines perdiendo interés en cosas que creías que eran importantes y eso se debe a que el tiempo no te sobra.

Esto como consecuencia, trae las excusas y es cuando más lejana se vuelve tu meta porque -no estás dispuesta a sacrificar 1 hora de Netflix, por ejemplo- para hacer lo que querías hacer hace dos días.

Entonces ¿qué sucede? Antes de sentirte culpable por no haber mantenido la promesa de entrenar todos los días, piensa en frío si en tus prioridades está el ejercitarte.

¿Qué es más importante para ti, estar en casa acostada viendo tu serie favorita o bajar esos kilos que te tanto te persiguen y tener una vida saludable? -Ambas son aceptables-.

Todo en la vida es sacrificio. TODO. Las personas que estudian deben sacrificar noches de rumba, salidas con amistades, viajes y hasta lujos para poder pagar sus estudios, pero todo eso es insignificante ante sus ganas de lograr esa meta. La importancia de materializar su objetivo sobrepasa todos los sacrificios.

Entonces, haz lo mismo. Pregúntate qué es lo que estás dispuesta a dejar de hacer en función de lograr lo que quieres. No será fácil pero tampoco es imposible.

Lo único que nos aleja de nuestras metas es esa confusión de creer saber que es lo que queremos sin saber que hay detrás de eso.

No dejes que unos simples antojos definan tus metas y trabaja duro por aquellas que consideres que vale la pena luchar.

Todos en algún momento hemos sentido que no cumplimos con las metas propuestas por nosotros mismos y en este caso no se trata de falta de motivación, se trata de falta de IMPORTANCIA.